Finalizada la séptima fecha doble, Perú solo ha podido anotar 6 goles en 14 partidos de las Clasificatorias rumbo al Mundial de Norteamérica 2026. A lo largo de este proceso, han pasado tres técnicos distintos y, con cada cambio, las esperanzas mundialistas se han ido desvaneciendo ‘poco a poco’.

Sin embargo, la derrota de Perú ante Venezuela en Maturín parece haber puesto el último clavo en el ataúd de un sueño en el que solo los más creyentes aún mantenían la fe. La falta de eficacia del equipo de cara al arco ha evidenciado el mayor problema dentro de la cancha: Perú no tiene gol.

▶️ PUEDES LEER: Copa Libertadores: Así quedaron los grupos de Universitario, Alianza Lima y Sporting Cristal

No hay goles si no es en el Nacional

Siete partidos ha tenido Perú para poder abrir el arco en territorio visitante. Paraguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina y Venezuela, hemos visitado la casa de cada uno y no hemos podido meter un solo gol, siendo la única en todo el torneo en no hacerlo. 

La falta de contundencia en ataque queda reflejada en los números: 32 remates intentados fuera de casa, pero solo 3 de ellos dirigidos al arco. Esta alarmante ineficacia ha convertido a Perú en el único equipo del torneo que sigue sin marcar como visitante, evidenciando un problema que va más allá de la falta de puntería.

Estos números son peores aún que los registrados en la campaña hacía el Mundial de Sudáfrica, donde Perú únicamente logró anotar 3 goles de visitante. Aunque a diferencia de esa ocasión, la selección actual si logró.

Perú no es la peor visitante

A pesar del preocupante momento de la selección de cara al gol, el enfoque defensivo propuesto por Juan Reynoso y Jorge Fossati ha evitado que Perú ocupe el último lugar en la tabla como visitante. Por diferencia de goles, Chile es el equipo con peor desempeño en esta condición, registrando un -14 en el gol average, mientras que Perú mantiene un -11, lo que le permite mantenerse ligeramente por encima.

Por más que los aficionados quieran seguir soñando, hay muchos problemas por resolver, y la clasificación depende de cuatro milagros que, si no se revierte esta pésima dinámica, parecen destinados a quedar en el borde del abismo.