En el papel, los antecedentes de lo que va del año apuntan a que no será una edición distinta en la Copa Libertadores para los equipos peruanos. Un cuadro nacional no pasa a la siguiente ronda del torneo más importante a nivel continental desde el lejano 2013. Aquel año, el extinto Real Garcilaso, hoy Cusco FC, de ‘Petróleo’ García, llegó hasta los cuartos de final.

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Alianza Lima y Universitario representarán al país en esta Copa Libertadores 2024. Los ‘Íntimos’ de La Victoria tienen la obligación de limpiar el maltratado nombre de la institución en el continente. Al mando de Alejandro Restrepo, los resultados no se han dado de la mejor manera. Lo que sí hay, y se debe reconocer, es una idea de juego. El equipo del colombiano sabe a qué juega. Sin embargo, no es suficiente. En los partidos calientes, los blanquiazules han terminado mal parados, en la cancha y en el luminoso.

Tras encadenar tres derrotas consecutivas, volvieron a la victoria, en el Nacional, ante Los Chankas, equipo que disputa su primera temporada en la máxima división del fútbol peruano. Triunfo cómodo, casi sin despeinarse, por 3-0. Alianza se lució. Ganó, goleó y gustó. Pero son los Chankas, con todo el respeto que merece el cuadro andahuaylino. No es rival para medir al gigante nacional. Las dudas no están disipadas. Pero Restrepo tiene soporte de la dirigencia y de sus jugadores. Lección aprendida para quienes toman las decisiones desde los palcos. Es saludable que se confíe en los procesos. A ‘Chicho’ Salas por mucho menos lo echaron.

En Universitario la cosa marcha media paradójica. El panorama es así: es un equipo que no juega bien -más allá de lo ambigua que puede ser la expresión-, pero gana. Además, está invicto en el torneo doméstico. Fabián Bustos, no hay que ser un genio para darse cuenta, no le encuentra la vuelta a cómo mejorar el funcionamiento del equipo. La ‘U’ es un cuadro deslucido, inconexo, dependiente de las individualidades. Los partidos de Universitario -y en especial los dos últimos- son somníferos. Aburridos y chatos.

Frente a la Vallejo en Trujillo la última fecha, Universitario volvió a mostrar un bajo desempeño. Edison Flores estuvo muy lejos del nivel en que estaba previo a los amistosos de la selección. Portocarrero es el único que se atreve. ‘Canchita’ Gonzáles también intenta, pero no es ni la sombra del jugador que llegó a ser en su primera etapa en la ‘U’ y después en Cristal. El caso de Jairo Concha es parecido al de Gonzáles. Además, en un año tan importante como el 2024, el fichaje de Diego Dorregaray no ha colmado las expectativas. El argentino es muy parecido en características a Valera y, hoy por hoy, el delantero nacional, sin hacer grandes méritos, mantiene la titularidad.

Ante lo expuesto, de un lado y del otro, quiero valorar el papel de las hinchadas de ambos equipos. En primer lugar, el Jueves Santo, los hinchas blanquiazules abarrotaron las gradas del Estadio Nacional y alentaron fervorosamente. Y recordemos el contexto: tres derrotas consecutivas y el puesto de Restrepo pendiendo de un hilo. Para el partido ante Fluminense, el actual campeón de América, Alianza Lima volverá al Alejandro Villanueva. El hincha número 12 será crucial para sacar adelante un partido que, en la previa, tiene resultado casi puesto.

Por otro lado, la hinchada de Universitario acompaña al equipo a dónde juegue y colma las tribunas de su estadio todas las fechas. En Trujillo no fue la excepción. El Mansiche se pintó de rojo y crema. El aliento no cesaba pese a que el rendimiento del equipo no era proporcional a ese apoyo. El imponente Estadio Monumental también hará de las suyas.

Las carencias de ambos equipos son visibles, pero el aliento de sus hinchadas es capaz de maquillarlas. Porque ese empujoncito extra, garra o corazón, llámenlo como quieran, pueden marcar la diferencia. Sin espacio para dudas, el jugador número 12 será el arma más importante de Alianza Lima y Universitario en la Copa Libertadores. Entradas agotadas para ambos debuts. Cierro evocando a Peredo: que empecemos bien, pero fundamentalmente, que terminemos bien.